Dejamos aquí dos canciones de Paradoxus Luporum, un canta autor, esperamos que entendáis la letra y la disfrutéis con mucho gusto.
Parece que el tiempo no me da más margen
para seguir creyendo en las excepciones,
acepto y sin lamentos que perdí la guerra
contra el viento de mis propias convicciones.
Voy condenado a la angustia existencial
y un cuchillo atraviesa mi corazón,
me ha tocado sentarme a reflexionar,
soy un zumo de piña en un botellón.
Soy domingo cuando es viernes
y viernes cuando es domingo,
busco un sentido a la vida
y mi vida pierde el sentido,
soy una negra lenteja
sumergida en un cocido,
si nací para morirme,
no se porqué habré nacido.
Quise con mi lanza derribar molinos
para ver lo que ocurría detrás de ellos,
pero preferí andar su circunferencia
y vi que no se escondía nada nuevo.
Por más que manipule un sentimiento
batallará con mi cabeza,
y aunque esta a veces gane las batallas
casi siempre acaba perdiendo la guerra.
Quise comprender al mundo
siendo un triste incomprendido,
conozco a muchas personas,
pero a muy pocos amigos,
por cada cincuenta llantos
una vez me habré reído,
soy la pieza que no encaja
en el puzzle del buen-rollismo.
para seguir creyendo en las excepciones,
acepto y sin lamentos que perdí la guerra
contra el viento de mis propias convicciones.
Voy condenado a la angustia existencial
y un cuchillo atraviesa mi corazón,
me ha tocado sentarme a reflexionar,
soy un zumo de piña en un botellón.
Soy domingo cuando es viernes
y viernes cuando es domingo,
busco un sentido a la vida
y mi vida pierde el sentido,
soy una negra lenteja
sumergida en un cocido,
si nací para morirme,
no se porqué habré nacido.
Quise con mi lanza derribar molinos
para ver lo que ocurría detrás de ellos,
pero preferí andar su circunferencia
y vi que no se escondía nada nuevo.
Por más que manipule un sentimiento
batallará con mi cabeza,
y aunque esta a veces gane las batallas
casi siempre acaba perdiendo la guerra.
Quise comprender al mundo
siendo un triste incomprendido,
conozco a muchas personas,
pero a muy pocos amigos,
por cada cincuenta llantos
una vez me habré reído,
soy la pieza que no encaja
en el puzzle del buen-rollismo.
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